Pie a la cita (VII): La biblioteca, entre el caos y el orden
Ezio Raimondi es profesor emérito de Literatura
italiana en la Universidad de Boloña. Investigador, crítico literario pero,
sobre todo, un gran lector, ha escrito varios libros en los que reflexiona
sobre el acto de leer y sobre el significado de los libros y de la lectura. En el
último de ellos, Las voces de los
libros, publicado en 2012 por la editorial Il Mulino, define, de esta manera, el significado de la biblioteca.
“La biblioteca fue siempre, para mí, el lugar en el
que se verifica empíricamente la relación fecunda entre orden y desorden, donde
se registran las razones, las esperanzas, las desilusiones del
lector-recolector que permanece siempre ligado a la vida y espera las ocasiones
para constatar las verdades que cuentan.
En el caos viviente de la biblioteca, que recuerda un poco el “desorden
mental” del que habla Hayek cuando describe las condiciones en las cuales ha
producido sus mejores cosas, se encuentran en ciertos momentos las reglas, las
simetrías, las correspondencias. Entonces el desorden lentamente toma vida,
como una especie de espacio que desde la oscuridad pasa a la primera luz y de
la claridad del alba al pleno día”.
(…)
“El libro fuera de lugar es siempre un desafío para
aquel que se aventura en la búsqueda, con la ansiedad y la felicidad de
reencontrar aquello que sólo estaba escondido y parecía perdido. La biblioteca
se vuelve entonces una suerte de bosque y el lector un caballero errante que
recorre viejas leyendas, viejas historias, viejas ilusiones con el deseo de un
orden siempre implícito pero nunca alcanzado en el fondo. Cuando los dedos
reconocen los estantes a la caza del volumen perdido, se recuerdan sus
colores, los caracteres externos de la colección; pero luego ocurre de
confundirlos, se presenta la duda de estar buscándolo de un color mientras que
en realidad era de otro; y entonces todo se vuelve aleatorio y a veces puede
darse el caso en el que, finalmente, alcancemos nuestro objetivo”.
“La
biblioteca es un dominio lleno de misterio del que surge una realidad
más profunda: del polvo del pasado sacamos razones para
comprender el presente; aquello que parecía inmóvil, condenado a la
inercia de
lo ya vivido, se modifica según nuestra actuales perspectivas. Ella se
convierte
entonces en el lugar de la estabilidad y de la metamorfosis, de la
protección y
del riesgo; es el cambio en aquello que permanece; es, a la vez, lo
viejo y lo joven; es la apertura hacia algo que
atraviesa el tiempo y sus confines lineales. En un cierto sentido, cada
biblioteca está poblada de fantasmas que podemos pensar que durante la
noche
toman la palabra a la espera de que los
vivientes se la reapropien…”.
La biblioteca de Sigmund Freud en su casa de Viena. Los libros, junto con otra de sus pasiones: las piezas arqueológicas.
EXTRAIDO DE: http://razoneseditoriales.blogspot.com.ar
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